viernes, 30 de agosto de 2019

35. HEMODINÁMICA Y PRESIÓN EN EL SISTEMA CIRCULATORIO



HEMODINÁMICA

(Zapata, 2014) La hemodinámica es aquella parte de la cardiología que se encarga del estudio anatómico y funcional del corazón mediante la introducción de catéteres finos a través de las arterias y venas de la ingle o del brazo. Esta técnica conocida como cateterismo cardíaco permite conocer con exactitud el estado de las arterias del corazón, las presiones dentro de cada cámara cardiaca, el funcionamiento del músculo cardiaco (ventrículos), la presencia de anomalías congénitas y el funcionamiento de las válvulas cardiacas. (https://drive.google.com/file/d/0B82wT6pOh0LiZnFXNDh4WFFlTGs/view)




PRESIÓN EN EL SISTEMA CIRCULATORIO.

Es la presión ejercida por la sangre circulante sobre las paredes de los vasos sanguíneos, y constituye uno de los principales signos vitales. La presión de la sangre disminuye a medida que la sangre se mueve a través de arterias, arteriolas, vasos capilares, y venas; el término presión sanguínea generalmente se refiere a la presión arterial, es decir, la presión en las arterias más grandes, las arterias que forman los vasos sanguíneos que toman la sangre que sale desde el corazón. La presión arterial es comúnmente medida por medio de un esfigmomanómetro, que usa la altura de una columna de mercurio para reflejar la presión de circulación (ver Medición no invasiva más abajo). Los valores de la presión sanguínea se expresan en milímetros del mercurio (mmHg), a pesar de que muchos dispositivos de presión vascular modernos ya no usan mercurio. (https://www.binasss.sa.cr/poblacion/hipertension.htm)


·         Presión arterial sistólica y presión arterial diastólica.

Cuando el corazón se contrae e impulsa la sangre desde el ventrículo izquierdo hacia el cuerpo, la presión surgida se transmite a la aorta y a continuación a las siguientes arterias y arteriolas. La presión que se genera de esta forma recibe el nombre de presiónarterial sistólica; la fase de contracción cardiaca se conoce como sístole. La presión arterial sistólica está representada por el primer valor de la medición. Ejemplo: si el médico dice: “su presión arterial es de 125/85”, 125 es el valor sistólico. (https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/high-blood-pressure/expert-answers/pulse-pressure/faq-20058189)

Tras la sístole el corazón vuelve relajarse y la presión en los vasos sanguíneos disminuye. El valor registrado en este momento de la actividad cardiaca es la presión arterial diastólica, que queda reflejada en el segundo valor de la medición (por ejemplo, 125/85).

El promedio de la presión sistólica y la diastólica se conoce como presión arterial media. La presión arterial media mide la calidad de la irrigación orgánica: proporciona información sobre la efectividad con que la sangre llega desde el corazón hasta los órganos. El corazón debe generar una determinada presión para poder transportar suficiente sangre a los órganos.

La presión arterial sistólica dilata las grandes arterias. Esta dilatación se propaga a modo ondulatorio y disminuye a medida que se aleja del corazón. Los segmentos arteriales cercanos al corazón registran la máxima presión, su valor mínimo se da en el sistema venoso, concretamente en el punto donde la vena cava inferior y la vena cava superior desembocan en la aurícula derecha.

En las venas, los vasos sanguíneos que devuelven la sangre al corazón, la presión sanguínea (presión venosa) es considerablemente inferior a la de las arterias. Para poder transportar la sangre desde zonas muy distantes (por ejemplo, los pies) hasta el corazón, se requiere la colaboración de vasos sanguíneos y músculos. Los músculos vasculares se contraen rítmicamente para favorecer el transporte de la sangre. En el caso de las venas de las piernas, por ejemplo, la musculatura de la pantorrilla contribuye a que la sangre pueda retornar al corazón en contra de la gravedad.

Esta es una de las razones por las que es conveniente practicar ejercicio físico y deporte con regularidad: los músculos se fortalecen y pueden respaldar de manera óptima a los vasos sanguíneos. Además, se estimula la circulación sanguínea y aumenta de forma positiva el trabajo del corazón. La inactividad prolongada, permanecer de pie o sentado durante mucho tiempo, así como la constricción de los vasos, por ejemplo, al cruzar las piernas o realizar vuelos largos en avión, pueden provocar que la sangre se estanque. Esto propicia la aparición de arañas vasculares, varices y trombosis.

·         Regulación de la presión sanguínea.
La presión sanguínea está regulada por centros localizados en el diencéfalo, bulbo raquídeo y médula espinal. Entre otros, numerosas hormonas como las tiroideas, el cortisol, la insulina, la histamina y la adrenalina, ejercen influencia sobre estos centros de presión sanguínea. Los trastornos a nivel hormonal, por ejemplo, el hipotiroidismo, el hipertiroidismo o el síndrome de Cushing (exceso de cortisol, hipercortisolismo) pueden repercutir por tanto sobre la presión. (https://accessmedicina.mhmedical.com/content.aspx?bookid=1501&sectionid=101807013)

Así mismo, el balance de sal afecta a la presión sanguínea. La sal retiene agua, por consiguiente, una concentración elevada de sal incrementa el volumen sanguíneo. Esto provoca a su vez que el corazón se vea obligado a impulsar un volumen mayor y lata con más fuerza. La ingesta abundante de sal a largo plazo puede derivar en hipertensión arterial crónica en las personas susceptibles. Por este motivo es conveniente que los pacientes hipertensos restrinjan al máximo posible su consumo de sal con el objetivo de reducir sus valores de presión arterial (no deben superarse los 6 gramos diarios de sal). 

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